Muchas veces pensé que mi pareja se había muerto o que algo grave le había pasado, cuando duraba horas y días sin responderme. No respondía los mensajes, las llamadas, ni llegaba a la cita planificada. ¿Qué más podía pensar si yo jamás desaparecería sin avisar? Llegué a preguntarle a sus amigos antes que a sus familiares para no preocuparles, le busqué en RRSS para darme cuenta de que sí seguía vivo, solo no quería responder. Me había hecho ghosting y yo solo me preocupé. ¡Qué duro es darse cuenta de que no te quieren, de la manera más cruel! Así es el ghosting. Una nueva forma de actuar en las relaciones, injusta y desagradable pero existente. Solo nos queda prepararnos y por eso tengo para ti varias recomendaciones: 1. Cuida tus elecciones. Trata de conocer mejor a las personas a las que les permites entrar a tu vida. Investiga quién es en las medidas de tus posibilidades, puedes hacer algunas preguntas a quienes le conocen, y preguntar directamente aquello que consideres de interés para profundizar en su ser. 2. Conócete a ti: ten claro qué estás dispuesta a negociar en tus relaciones y qué no. Pregúntate antes de entrar a cualquier relación qué deseas tú y sé cónsona con tu deseo. 3. Escúchate en todo momento: agudiza la comunicación interna contigo, permítete sentir las emociones desagradables y agradables que experimentas frente a la otra persona, entiende de dónde vienen y valídalas. 4. Establece límites claros: saber cómo te gusta que te traten te ayudará a expresarle a la otra persona cómo esperas ser tratada y respeta esos límites que estableciste en todo momento. 5. Valórate: todas las personas deseamos ser amadas. Cuestiona si lo que estás recibiendo es realmente amor o si el amor que estás recibiendo es el que mereces. 6. Si alguien decide alejarse de ti, considera su decisión como válida: una vez sepas que la persona está bien, está viva y no te quiso escribir, llamar o aparecer cuando te dijo que iba a aparecer, no sigas detrás de él o ella ¡Date tu lugar! Cuando hablamos de amor, a veces se nos olvida que no tiene porqué implicar sufrimiento. Estamos acostumbradas a llorar por amor. Pero si duele, solo puedo decir: ahí no es.
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