Hace años decidí que mi cumpleaños fuera diferente. Nunca estaba conforme con lo que en mi día sucedía. Me quedaba pensando en que me hubiera gustado que no sé quién me regalara flores, que me sorprendieran mis amigos con tal cosa y que yo hubiera decidido un mejor plan. Así nunca disfrutaba realmente ese día que para mí era tan especial. Porque para mí el cumpleaños es un día único que me genera genuina alegría. Entonces ¿por qué amargármelo? Y un día hablando con mi psicóloga, ella me dijo “¿por qué no le dices a los demás qué esperas de tu cumpleaños y por qué no lo planificas para que sea así?” Así fue como me puse manos a la obra y año tras año, planeo mi cumple hora tras hora. En esta oportunidad me pregunté qué quería hacer, dónde quería hacerlo, qué tipo de plan tenía en mente, quiénes quería que estuvieran, qué esperaba de los demás, qué comeríamos, etc. Mantengo el control sobre lo único en lo que tengo control y trato de disfrutar de lo que surja en el camino. Entonces, ¿cuál es la clave? Preguntarte y escucharte. Prestarte atención para conocerte mejor, saber qué se acomoda a ti, qué te gusta y qué no. Y soltar todo lo que está fuera de tu alcance porque depende de otros. Aplica para los cumpleaños y aplica para la vida ❤️
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