Descuidaste tus espacios a solas porque entraste a una relación. Dejaste de ir a restaurantes que te gustaban a ti. Soltaste ese rico hábito de tomarte ese cafecito mientras lees que tanto te gustaba para hacerlo en compañía. Te deshiciste de la ropa y el estilo que te gustaba porque a él no le gustan tanto. Ya no te peinas como te encanta porque a él esa forma de llevar el pelo no le parece adecuada. Soltaste a tus amigas, ya casi no les hablas y mucho menos les visitas. Tus intereses y gustos pasaron a un segundo plano, porque ahora lo que a él le gusta es prioridad. Su voz poco a poco se convirtió en la tuya y te fuiste alejando de ti misma. Poco te escuchas. Lees estas líneas con dificultad y resistencia, es normal. Es lo que pasa cuando nuestras relaciones se vuelven nuestra prioridad. ¿Qué te une a esta persona? ¿Qué puede ser más importante que tú misma? Aunque tu respuesta haya sido “familia”. Tu familia no está bien si tú no lo estás contigo misma. No puedes ser una pareja o madre adecuada si te haces a un lado a ti misma. Hagamos algo ¿Qué tal si empiezas por retomar un hábito de tu rutina que te gustaba? Puede ser hacer ejercicio, hacer las manualidades que hacías o una salida con un amiga. Algo. Y así poco a poco, empieza a conectar con actividades placenteras para ti, con espacios que te hacen conectar contigo, con tu placer y tu disfrute. Te lo mereces. Mereces tener emociones agradables en tu vida que sean proporcionadas por ti. ¿Qué tal si empiezas hoy? ✨
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