Tal vez en la angustia de no perder a quienes amamos nos permitimos ciertas cosas que terminan enfermando no sólo nuestro cuerpo físico si no que también la mente por la infinidad de información que acumulamos para poder entender las tantas hipótesis que tenemos si resolver, el corazón también se agota, es como si se encapsulara dentro de nosotros haciendo así una contracción, protegiéndose obviamente del dolor y la gran cantidad de momentos a los que hemos estado expuestos y lo más difícil evitar que ni si quiera se nos note cuando lentamente sentimos que agonízanos en el intento de permanecer atentos a tantas señales de la vida, creer que hacemos siempre lo mejor y terminamos por ser quizás los “malos” de cada cuento donde si “caperucita es quien siempre lo cuenta el lobo será siempre el malo” el alma requiere estar en total equilibrio para los tantos desafíos que van a llegar a nuestra vida y que desde nuestro lugar más pacifico retomémonos todos los recursos que nos sostuvieron en ese específico y especial momento donde alguna vez sentimos por un momento “morir” pero salimos invictos y más llenos de poder💚
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