14 años después tuve respuesta a una pregunta que inquietaba mi vida. Siempre me cuestioné el por qué fui adoptado y por qué no fue alguien más, pero hoy Dios disipó esa duda y me enseñó que soy adoptado gracias a la voluntad de Jesús para cumplir un propósito especial en este mundo. Todo aquel que hace parte de la gran familia cristiana es un hijo adoptado que puede disfrutar de la herencia eterna del cielo. Aprovecha esa oportunidad y compártela con los demás. Efesios 1,5.
You've added this content to your favorites.
![](/img/profiles/userm_medium.jpg)
Post your comment
Load More