- Que bueno encontrarte por aquí. Andrés. - @/andres.ordonez Me quería desmayar. ¡ME ESCRIBIÓ! ¡ME ESCRIBIÓ! La ansiedad me estaba consumiendo. Habían pasado dos semanas desde que nos conocimos aquella noche y de tonta ni el número le compartí. Aunque bueno... ¿En QUÉ momento? Eventualmente tengo que recordarme las verdades, porque sino mis pensamientos me llevan a un hueco sin salida. Pero escribió. Y que gusto que haya escrito primero, así podía fingir que no revisaba su perfil cada dos días. - Hola Andrés 🤍 que gusto saludarte. - Desde que existe el DM en Instagram, no hay muchas excusas para establecer un contacto. Empezamos a hablar. Mi momento favorito en las relaciones. Ese momento en el que nos empezamos a contar el día, lo que nos gusta y esa partecita de nuestros corazones que decidimos compartir con el otro. Le conté de mi nombre, de lo fuerte que era y del por qué me llamaban Tata, pues era más dócil que el Carlota que orgullosa llevaba. Me contó de su afición por el béisbol y de la muerte de su papá. Fue muy natural. Al fin y al cabo era como si nos conciéramos desde siempre. Del DM saltamos al WhatsApp, más por mi imprudencia que por su petición. Pero ya a estas alturas a mi no me avergüenza dar primeros pasos. Me contaba su día y yo le contaba el mío. Estaba de viaje por trabajo y estar en línea nos ayudaba a a mantenernos en contacto. Habían días de incertidumbre. "¿Qué hace?, ¿Por qué no me contesta?". Que susto cuando me pongo así. Que estrés con mi inseguridad. Él tan tranquilo. Yo tan intensa. La única parte que no me gusta de esa etapa de "habladera", es que me acostumbro fácil y ¿Cómo se sale de ahí? ¿Qué pasa si un día dejamos de hablar? Yo siempre pensando en el futuro, y en todas las probabilidades de que las cosas salgan mal. 01:45 PM - ¿Qué haces mañana? Te quiero ver. 01:46 - ¿QUÉ? 😱 No estoy lista para esto. ¿O es lo que he estado esperando? Continuará ⭐
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