Y de repente me veo siendo una niña de 4 años… también 12, 15 y 19. Y recuerdo todas esas veces que tuve que llorar y estar en silencio sola en mi cuarto, me abrazo y abrazo cada una de esas etapas que pase, porque gracias a eso soy quien soy ahora, soy la chica que cada una de mis versiones pasadas quiso en su momento… esperando ser la chica que quiero en unos años. Construyendo mis sueños con los ojos abiertos y a veces con lágrimas, esto es un recordatorio más, para mi. Para decirme y decirte que si se puede, solo ten paciencia Roma no se construyó de la noche a la mañana.
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