El templo sagrado de nuestro cuerpo necesita su tiempo para sanar... necesita espacio para llorar, liberar y dejar ir, hasta que por fin encontremos la dulce rendición. El Gran Misterio nos sostiene a través de este proceso y durante todos los giros y vueltas que se desarrollan en el mismo. Confía y suelta, estamos siendo sujetados.
You've added this content to your favorites.

Post your comment
Load More