En 2003 Mel Gibson no encontró ningún estudio que financiara su película, LA PASIÓN DE CRISTO. En vez de echar hacia un lado el proyecto, decidió el mismo financiarla. Gastó $45 millones de su bolsillo para realizarla y ganó más de $475 millones porque no tuvo que dividir las ganancias, además la película obtuvo 3 nominaciones a los premios Oscar.
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