Tu pareja no tiene que ser un príncipe azul… No tiene que ser millonario o venir de “buena familia”, sino más bien tener la disposición de hacer una familia contigo, y que sea sana, no buena. Y si quisieran ser millonarios, que sea algo que puedan construir juntos y no algo que buscas en su cartera. No tiene que ser mayor que tú, ni tener una edad específica, sino contar con la madurez para llevar una relación de esas que llenan el alma sin importar que nació en tal fecha. No tiene que tener un apellido, debe estar dispuesto a comprometerse contigo aunque no firmen un papel, a no ocultarte ni esconderte aunque no te dé un “anillo de diamantes”. No tiene que ser atractiva físicamente. Nos metieron en la mente que debe parecer un modelo de revista, en lugar de enseñarnos a que fuera bello por dentro y que con un abrazo te llenara de vida. No tiene que tener títulos, bienes ni propiedades, tiene que tratarte bien y hacerte sentir que eres la ama del valle aunque no tenga ni para sacarte a comer en la calle. No tiene que ser como la sociedad lo espera, tu mamá te dijo o tu abuela te aconseja, porque es que ninguna de ellas va a tener que dormir con esa persona, tolerarla por años y aguantar lo que venga. Qué lindo es poder decidir genuinamente una pareja. Decidirla desde tu deseo y no desde el de alguien más. Elegirla porque es lo que quieres y no por lo que dicta la sociedad. Escoger a alguien que te ame y no que cumpla con “estándares sociales”.
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