Terminaron, volvieron y terminaron otra vez… ¿hasta cuándo? No se sabe. Nos enseñaron que el amor es una locura, una montaña rusa de emociones, que hay que sufrir y llorar como en las canciones o novelas, y es muy frecuente que pacientes vengan a consulta deseando sentir chispas y mariposas en el estómago. Nos enseñaron que el amor es vivir fuegos artificiales en el cuerpo, vibrar cada vez que vemos a la persona y tener un sinfín de planes cargados de aventuras. Todas estas falsas creencias se refuerzan en las redes sociales, donde todo el mundo muestra los viajes, las fotos de fechas especiales y los testamentos de cuán maravillosa es la relación, pero no se vislumbran las conversaciones difíciles sobre el dinero, las discusiones por momentos incómodos que sin querer nos hacemos pasar entre parejas, el aburrimiento de ver la serie que no te gusta pero a él sí y las heridas emocionales que terminan afectando a uno de los miembros del vínculo. En fin, las creencias que tenemos del amor son erróneas y, por ende, nos hacen tener expectativas irreales de lo que es una relación. Por supuesto que una relación puede caer en la monotonía. Claro que el sexo puede ser malo e incluso que uno de los dos no quiera cuando el otro quiera. Y es evidente que van a actuar de maneras que el otro no quiere o espera en algún momento de la vida. El punto es cómo se solucionan dichos conflictos. Y si dichos conflictos no se solucionan vamos a terapia de pareja, a terapia individual, conversamos, y si no se puede, seguimos adelante. Todos nos merecemos algo mejor que sufrir en una relación y dar 1500 oportunidades a alguien a quien no puedes o no quieres aceptar tal y como es. Créeme que será más fácil que intentar cambiarle en cada reinicio de la relación, como si de magia se tratara. Porque no hay borrones y cuentas nuevas. Eventualmente surgirá el pasado no trabajado. Así que, piensa cómo te sientes, pregúntate qué quieres y recuerda que te mereces lo mejor. Y lo mejor no es un ser humano perfecto, sino alguien con quien puedas vivir todos los conflictos, defectos y, quizás, aburrimiento que puede traer una relación. Normalícenos las relaciones humanas, por favor.
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