Si la relación es de dos personas, ¿por qué ambas partes no reciben lo mismo? ¿Estás dando en tu relación más de lo que recibes? ¿Estás dando atención, amor, afecto, abrazos y estás recibiendo a cambio poca atención, desinterés e incluso rechazo? Si la respuesta a alguna de estas preguntas es afirmativa, es necesario que sopeses el hecho de que tu amor no va activar en el otro la capacidad de amarte, y quizás en este proceso estés desgastándote. Creemos que el amor es una magia, que si tú lo das se devuelve. Nos han hecho creer que mientras más nos esforcemos, más recibiésemos a cambio, pero el amor debe ser mutuo y no unilateral. Es injusto pensar que tú das y das y no recibas lo mismo a cambio, e incluso nada. ¡Mereces más! El punto es: ¿tú lo crees? ¿Crees que mereces algo mejor? Pregúntate si realmente vale la pena dar tanto para recibir tan poco a cambio. Pregúntate si todo este sacrificio merece la pena. Pregúntate si era esto lo que querías en una relación. Pregúntate si quieres pasar así el resto de tu vida, sintiéndote cómo te sientes hoy. Y si aún no estás lista para responder esas preguntas, empieza a darte a ti todo ese amor que das hacia afuera. Todo lo que haces por tu pareja hazlo por ti, multiplicado. Sírvete la cenita deliciosa y prepárate la mesita bonita, ponte las cremitas que tanto te gustan, hazte las diligencias que tanto necesitas, pregúntate qué te provoca a ti hacer hoy y hazlo, consiéntete, abrázate y atiéndete. Empieza por ti. El amor verdadero solo es posible cuando te has amado a ti primero. Cuéntame: ¿qué vas a empezar a hacer hoy?
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