¿Cómo crees que alguien respetará tus límites si tú no lo haces? Por años yo fui a lugares en los que no quería estar, comía cosas que no deseaba comer y tenía vínculos que no necesitaba tener, pero mi dificultad para establecer límites era gigante. Y esa dificultad le mostraba a otros cómo tratarme: sin límites. Los demás me trataban como lo hacía yo conmigo. Los límites son como un manual de instrucciones que mereces tener y que te va a permitir vincularte con otras personas desde el lugar que tú quieres. Teniendo este manual definido podrás relacionarte con otros desde un lugar que garantice respeto, dignidad y seguridad para ti. Los límites son como esa frontera entre país y país, un espacio simbólico que demuestra dónde terminan mis derechos y donde empiezan los tuyos. Si no tengo clara mi circunscripción difícilmente podré decirle a alguien que no cruce. Si tienes el manual claro, lo podrás seguir a cabalidad, porque solo tú puedes ser la encargada de establecer tus límites. Nadie lo puede hacer por ti, porque son individuales. Para poder establecer tus límites es importante que te hagas preguntas como: ¿quién soy?, ¿qué realmente deseo y quiero?, ¿cómo me siento en diversas situaciones?, ¿qué estoy dispuesta a tolerar?, ¿cuáles son mis no negociables? Quizás al principio sean difíciles de responder, pero recuerda que en la medida en que respetes tu propio límite, las personas lo respetarán también. Es común que no hayas aprendido a escucharte y que satisfagas las necesidades de otros antes que las tuyas. Un aspecto a tomar en cuenta es cómo te sientes después de que esto sucede. Establecer límites no será fácil, incluso puede llegar a generarte malestar, ansiedad, incomodidad y hasta culpa. Lo importante es sostenerlo, pues entendemos que lo estamos poniendo por nuestro bienestar a largo plazo. Los límites entonces nos garantizan calidad de vida. Si crees algo, sostenlo. Si lo consideras necesario, revísalo y flexibiliza. Pero sé tú quien decide tus límites, porque si tú no lo haces otros por ti lo harán. Y eso sí que trae incomodidad, porque cuando otros deciden, no hay libertad.
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