Peso voluntario
En muchas ocasiones desconocemos porque nos sentimos pesados. Llevamos por dentro una carga enorme, que provoca un sentimiento que nos ahoga y es precisamente eso, lo que atrasa nuestro proceso de crecimiento espiritual, le hace la guerra a la fe y no nos permite llegar a donde pertenecemos por derecho de nacimiento.
Cuando comenzamos a sentir que ya no podemos más, nuestra primera reacción es la desesperación, seguida de las ganas de abandonar. Nuestro mecanismo de defensa se vuelve protagonista y en el afán de ayudar, quiere que salgamos corriendo de los problemas y que le demos la espalda a los sentimientos que viven en nuestro ser y que han sido despertados por alguna situación externa.
A que le tememos? Posiblemente a repetir patrones, sobretodo si no hemos cerrado ciclos. Y a sufrir, porque aquello que no conocemos nos vuelve vulnerables y nos muestra las heridas que desconocíamos que seguían abiertas…
Que toca hacer para eliminar ese equipaje? Tener cero expectativas!!! Vivir, agradecer, cambiar la duda por un “sí puedo y quiero”, decidir y arriesgarte a sentir! Que tu alma no vaya a finalizar sola por no querer salir del camion blindado. Sácala a pasear, recuérdale que está viva y cual es su función. Vive lo que tengas que vivir y que no te lo cuenten.
Porque puedes…